lunes, 19 de mayo de 2008

El Hermano Menor de Mario Vargas Llosa (Elaborado por Enny Sarai Molina)

El Hermano Menor Mario Vargas Llosa

Cuando hablamos de las teorías que han sido aplicadas a la literatura encontramos una variedad de ellas, tanto teorías como postulados, estudios y propuestas que son aplicables a la literatura y que lo único que necesitamos es conocerlas para después poder aplicarlos a cualquier texto que queramos.
En este caso trabajaremos con 5 propuestas las cuales son:
La de Roland Barthes, Greimas, Mario Vargas Llosa, la del doctor Alvarado y la de Joseph.
En primer lugar Roland Barthes nos propone cinco códigos, los cuales al igual que los pro0puestos por los demás autores mencionados, serán aplicables al cuento de Mario Vargas Llosa “El hermano menos”
Como primer código tenemos el hermenéutico que “hace referencia al enigma que se plantea al comenzar el discurso.
¿De que se trata? ¿Que esta sucediendo? ¿Cual es el problema? ¿Quién ha cometido el asesinato? ¿Cómo conseguirá el héroe llevar a cabo su propósito?”[1]
Dadas las preguntas que se nos plantean, lo único que nos queda como lectores es dar respuesta a estas interrogantes auxiliándonos del texto que empezaremos a analizar
La primera interrogante nos dice ¿De que se trata?, pues bien el relato nos narra las acciones que cometen los dos hermanos de Leonor para limpiar la honra de ésta...
“Tus escrúpulos son absurdos ¿acaso te has olvidado de lo que le hizo a tu hermana? “[2]
A lo largo del texto se nos narran cada uno de los acontecimientos y acciones que realizan David y Juan para dar muerte al indio que ha deshonrado a su hermana. Esa búsqueda constante de este individuo, su muerte y luego el regreso a casa de los dos hermanos.
La siguiente interrogante, según el orden, nos remite a los sucesos que están siendo relatados en la obra, en este caso el relato nos presenta la búsqueda del indio por un lado, ya que es este el que ha perjudicado a Leonor, por lo tanto es a él a quién buscan los hermanos de esta, por otro lado nos encontramos con la enseñanza que David trata de darle a Juan acerca de cómo se debe defender la familia, sin importar cómo se haga.
Además está de por medio la mentira que ha dicho Leonor a sus hermanos para liberarse de su sombra.
“¿Leandro? No, no se atrevería a mentirme a mí. Dijo que está escondido en la cascada y es seguro que ahí está”[3] Como podemos darnos cuenta, ellos ya tienen cierta idea de donde deben realizar su búsqueda para cumplir con su objetivo.
Naturalmente este objetivo nos lleva hasta la tercera interrogante ¿Cuál es el problema?. Aunque a un inicio no se nos dice cual es el motivo por el cual se esta buscando al indio, después podemos darnos cuenta que la persecución es porque el indio ha deshonrado a Leonor, el cual David había contratado para que cuidara a su hermana, sin embargo no es esta la verdadera raíz del problema, ya que al final de la historia nos encontramos con algo totalmente diferente , y el hecho de una mentira planteado por Leonor para librarse del indio; y es esta situación la que trae como consecuencia el asesinato de un individuo que no había cometido ningún delito. “Leonor seguía llorando, sus mejillas y sus labios estaban mojados y la manta había rodado al suelo. No me hizo nada – repitió – Era mentira”.[4]
Todas las interrogantes planteadas por Barthes se concatenan para dar paso a la siguiente pregunta ¿Quién ha cometido el asesinato?, pues bien en este caso, aunque es David el que se lanza sobre el indio y le da de golpes, es Juan quien lo mata, ya que es este el que a pesar de no ver nada en la oscuridad, toma el arma de David en sus manos y empieza a disparar a un lado y otro, aun sabiendo que puede matar a su propio hermano con este actuar.
“Aquí estoy animal – contestó a su lado una voz asustada y colérica. ¿Te das cuenta que has podido balearme a mi también?” [5]Aquí David nos afirma que el indio ha muerto a causa de los disparos que ha hecho Juan, aunque no lo dice textualmente, pero lo da a entender en su frase. Es por ello que quien ha cometido el asesinato es Juan.
Esta muerte del indio nos responde a la vez la última interrogante planteada por Barthes, ¿Cómo se logra llevar a cabo este propósito?; como lo dijimos anteriormente, este propósito es logrado gracias la muerte del indio.-
Ahora pues, el segundo punto planteado por Barthes es el código sémico, en el cual “se refiere a las connotaciones que a menudo se evocan en la caracterización o descripción”.[6]
Cuando nos menciona la descripción nos da a entender algo exterior, lo físico, es así que hay una descripción solamente de Leonor, ya que es de ella de quien hace una descripción, diciéndonos que ella es una “mujer alta de gestos primitivos y su belleza tenía como la naturaleza que la rodeaba algo de brutal”[7], en cambio de sus hermanos no se nos da ninguna referencia acerca de su aspecto físico, solamente de su aspecto psicológico, pero esto es algo que trataremos mas adelante.
Insistiendo acerca de los códigos, trataremos el tercero que es el simbólico quien “afecta a las polaridades y las antítesis que posibilitan la polivalencia y la reversibilidad. Pone de relieve los esquemas de las relaciones psicológicas y sexuales que la gente puede establecer”[8], es aquí donde hablaremos del aspecto psicológico de los personajes iniciando con Juan (el hermano menor). Si lo analizamos psicológicamente nos dará como resultado un individuo aparentemente débil, temeroso, civilizado, reprimido por David, razonable y a la vez sensible.
“Juan estuvo un rato largo repitiendo incoherencias, sollozando. Cuando se calmó, recordó al indio”[9].
Cuando decimos que Juan era un ser civilizado nos referimos a la forma de pensar que este tenia, debido a que él había salido del campo y había adoptado diferentes costumbres mas acordes con la civilización, de esto podemos estar seguros al leer lo siguiente; “Si me quedo en la hacienda voy a terminar creyendo que es normal hacer cosas así”.[10]
Juan no estaba acostumbrado a resolver los problemas de esta manera y para no seguir actuando como salvaje prefería irse de nuevo a la ciudad.
En cambio David es todo lo contrario de su hermano Juan, puesto que él representa la fuerza bruta, el poder, la autoridad, la barbarie, la rudeza y de alguna manera la insensibilidad y vive de las apariencias. A diferencia de Juan, David es mas agresivo, es él quien toma en sus propias manos la venganza contra el indio, agarrándolo a golpes, también tiene autoridad ante los miembros de su familia, tanto en Leonor como en Juan, es él quien los manipula e incluso le contrata un guardaespaldas a su hermana para protegerla. “Entonces, reconocería su voz ¿Qué has hecho caballa? ¿Qué has hecho perro? Juan oía a David y se daba cuenta que lo estaba pateando, a veces sus puntapiés parecían estrellarse no contra el indio sino en las piedras…[11].Aquí se percibe el salvajismo y la rudeza de David y a la vez la fuerza con la que golpea al indio, incentivado por la cólera que tiene y a la vez la barbarie en la que esta inmerso, aquí incentivados por la venganza que esta ejecutando para defender a su hermana Leonor.
De hecho Leonor debido a que es una chiquilla y además una mujer, es sumamente diferente a sus dos hermanos, ella en primer lugar es mentirosa, arrogante, orgullosa, pedante y manipuladora, es ella la causa de la muerte del pobre y desdichado indio…
“No me hizo nada David – clamó Leonor - -créeme te estoy diciendo la verdad. Pregúntale a Camilo, él sabe que no pasó nada…solo quería librarme de él, por eso inventé esa historia”.[12]
Gracias a la mentira que planteo Leonor es que se desencadena todo un problema, en el cual todos los personajes del relato están inmersos.
En cuanto al indio, este es presentado como un ser inocente, obediente, sumiso y también, víctima de las mentiras planteadas por Leonor; de él no se habla, pero en lo poco que se nos presenta lo da a conocer de esta manera “Yo no podía soportar que me siguiera a todas partes – balbuceaba Leonor - -Estaba tras de mí todo el día, como una sombra”[13].
Reconocemos que el indio solo cumple con su deber al pie de la letra, puesto que lo único que hace es obedecer y acatar al pie de la letra las instrucciones de David para cuidar a su hermana.-
Otro punto que debemos tomar en cuenta en este código es el aspecto sexual, puesto que es por ello que se busca el indio, por la supuesta violación de él hacia Leonor, si bien es cierto que no se produce tal relación sexual, es ella la causa principal de la muerte del inculpado.
Por consiguiente seguiremos con el cuarto código planteado por Barthes, el cual es el proairético, este “se aplica la secuencia lógica de acciones y comportamientos. Según Barthes , la secuencia esta formada por las cinco etapas, de la acción codificada de tocar:
1) tocar 2) reacción 3) reacción general 4) huida 5)ocultación “.[14] En el caso del cuento, tendríamos como número uno la supuesta violación de Leonor por el indio, puesto que como ya lo dijimos anteriormente, no hubo tal violación. Como numero dos la venganza de los hermanos, pues estos al creer que su hermana había sido deshonrada, van en busca del indio para darle su merecido.-
En el número tres tenemos la búsqueda del indio por David y Juan, pues son ellos los encargados de encontrarlo para castigarlo.
En el número cuatro como se trata de la huida, el único que huye es el indio para esconderse en algún lugar y escoge la cascada para ello.
Finalmente Barthes nos menciona su último código el cultural que es el que “abarca todas las referencias del fondo común de saber producido por la sociedad…lucha con la efervescencia de la juventud”.[15]
Aquí podemos ubicar los códigos de edades y del arte; con respecto al primero encontramos diferencias entre las edades de los hermanos, gracias a las actitudes que cada uno de ellos tiene es como podemos darnos cuenta de ello.
Cuando David le dice a su hermana “Si? ¿Qué pasa chiquita?” podemos deducir que existe diferencia entre sus edades. No obstante en el código de arte pueden percibirse la manipulación de las armas y la cabalgata en caballos por parte de David mientras que Juan no posee ninguna de las dos artes. “El mañoso caballo de Leonor siguió dócilmente la dirección que le indicaban los inexpertos puños que tenían sus riendas”[16].
En el párrafo anterior podemos percibir que Juan es un inexperto en cuestión de caballos, sabemos que él ya se había convertido en un hombre de ciudad y no sabia manejar las costumbres de la hacienda, Es de esta forma como damos por concluida la propuesta de Barthes para de esta manera continuar con la de Greimas el cual “propuso como describir y clasificar a los personajes no según lo que son, sino según lo que hacen y se da en 3 ejes semánticos que son 1) comunicación 2) deseo o búsqueda 3) la prueba”.[17]
Según estas clasificaciones, tomando siempre en cuenta el cuento el hermano menor, como comunicación tendríamos a David, como deseo o búsqueda nos encontramos nuevamente con la búsqueda del indio, ese deseo por encontrarlo para darle muerte, y como punto final de los tres; la prueba, que es el cumplimiento de la venganza, en este caso matar al indio “después de disparar el primer tiro, Juan quedó un instante estupefacto, pero de inmediato continuó disparando”.[18]
Simultáneamente Greimas “propone tres pares de oposiciones binarias que incluyen los seis roles que necesita
Sujeto / Objeto / Remitente / destinatario / colaborador / oponente.”[19]
Por lo tanto como sujeto tenemos a los dos hermanos de Leonor (David y Juan), ya que son ellos quienes buscan al indio, como objeto nos remitimos a Leonor, debido a que es por ella por la que están buscando al indio, es ella la causa primordial de la disputa entre el indio y los hermanos de Leonor.
Continuando con el segundo par de oposición tenemos el remitente, quien en este caso es el narrador, del cual no tenemos ningún nombre, pero sí sabemos que existe, pues es él quien nos cuenta la historia “Muchos indios habían salido a las puertas de las cuadras y contemplaban asombrados al hermano menor que se mantenía increíblemente seguro sobre el caballo”[20]. Si existe un remitente también tenemos un destinatario, quien es el lector, pues es él quien recibe el mensaje y lo decodifica y analiza lo que el narrador le está contando a través del cuento.
En el tercer par de oposición binaria nos encontramos con el colaborador, que es la persona que ayuda a que una acción pueda llevarse a cabo con mayor seguridad, es por ello que aquí en el cuento en mención, el colaborador es Leandro, el cual ayuda a David y a Juan a dar con el paradero del indio.
“Leandro? No, no se atrevería a mentirme a mí. Dijo que está escondido en la cascada y es seguro que está ahí.”[21]
En este tercer par tenemos también al oponente, quien casi nunca o mejor dicho nunca falta en un relato, siempre de una u otra manera aparece para destruir la vida de alguno de los personajes del relato. El opositor en este cuento es el indio; y es con él con quien se pelea a muerte David, saliendo este último vencedor “Pero David no estaba ya a su lado, corría hacia el lugar donde había surgido ese rostro fugaz.”[22]
Todos estos personajes además de poseer las caracterizaciones que se les ha dado anteriormente, estos son movilizados por tres reglas que son la multiplicación, la sustitución y la carencia; en la primera podemos ubicar a David y Juan y también al indio, puesto que son ellos los que mueven el relato, en la segunda regla nos encontramos con Leandro y Camilo y en cierta medida con Leonor, ya que ellos solamente aparecen en ciertas ocasiones a lo largo del relato y son como un complemento del mismo. El último es la carencia, esta podemos encontrarla en las siguientes líneas, de las cuales podría prescindir el relato sin que por ello quede inconcluso o cortado.
“Enseguida escuchó el trote perezoso y el sordo rugido de Domitila, la perrita preñada”[23]. Como podemos darnos cuenta estas líneas no afectan en nada el relato si las extraemos, ya que la historia puede entenderse fácilmente sin necesidad de ellas.
Hasta ahora hemos tomado en cuenta 2 propuestas de las cinco planteadas al inicio, por lo tanto según el orden expuesto continuaremos con la teoría de los actos de habla de Richard Ohmann, en la cual él nos hace mención de tres actos: 1) Actos locutivos 2)Actos elocutivos 3) Actos perlocutivos.
En el primero Richard nos dice que “dicho de manera más trivial, decir algo, en particular, decir lo que uno dice”.[24] Así que al aplicarlo al siguiente enunciado nos quedaría “Suéltalo David. Te juro que voy a disparar”[25] como acto locutivo, pues él está informando o diciendo algo que pretende hacer, pero que antes de hacerlo lo dice a su hermano.
Mientras que el acto ilocutivo “un hablante está realizando un segundo tipo de acto, en virtud de numerosas convenciones que determinan el uso de la lengua en su comunidad lingüística”[26]. Si en este acto se realiza un segundo acto, entonces podríamos decir que es una especie de afirmación o negación según sea el caso, por ejemplo cuando Juan le dice a su que “Leonor no debe saber una palabra…David le contesta –claro que no- Ni una palabra” [27]Así pues el acto elocutivo en esta oración sería la petición que hace Juan a su hermano para que Leonor no se entere de lo sucedido, y el acto perlocutivo nos daría como resultado (utilizando la misma frase anterior) ocultar los acontecimientos ¿cómo sabemos esto? Pues bien remitámonos a lo que nos dice Richard respecto al acto perlocutivo.
“Acto perlocutivo: por decir lo que digo, realizo normalmente un tercer tipo de acto. Puedo intimidar, confundir, entristecer a mi interlocutor, etc. Puedo lograr una de estas cosas o todas ellas, pero no tengo garantía de ello. Los actos perlocutivos incluyen las consecuencias de mi acto de hablar y solamente tengo un control limitado sobre tales consecuencias.” [28]
Si admitimos lo que nos menciona este autor podemos darnos cuenta que en realidad nadie le garantiza a Juan que su hermano David no le cuente lo sucedido a Leonor, pero no por ello deja de intentar ocultarlo mediante la petición de silencio, aun sabiendo las consecuencias que le puede traer tanto el hablar como el quedarse callado.
La siguiente propuesta es planteada por Mario Vargas Llosa, El narrador, el espacio. Así que cuando nos referimos al narrador de un relato independientemente de si este sea un cuento o una novela, tendemos a confundirlo con el autor del relato; sin embargo eso no debe ser así, y Vargas Llosa nos lo aclara de la siguiente manera: “Un narrador es un ser hecho de palabras, no de carne y hueso como suelen ser los autores: aquel vive sólo en función de la novela que cuenta y mientras la cuenta, en tanto que antecede y sigue a la escritura de esa novela.”[29]
Es así como nos damos cuenta que el narrador es un ser que el autor ha inventado para que por medio de este el relato pueda cobrar vida propia. En cada relato el narrador es presentado desde diversas perspectivas según lo quiera el autor.
El narrador es uno más de los integrantes del relato, y es una pieza fundamental para conocer muchos de los detalles que suelen ser interesantes en una lectura.
Este narrador puede encontrarse desde tres puntos de vista diferentes “un narrador-personaje, un narrador omnisciente exterior y ajeno a la historia que cuenta o un narrador ambiguo del que no está claro si narra desde dentro o desde fuera del mundo narrado”.[30]
En el cuento “El hermano menor” nos encontramos con un narrador omnisciente y a la vez con un narrador personaje.
En primera instancia veamos el narrador omnisciente, “Se acercaron a la piedra. Una manchita verde delataba el lugar donde había estado el sapo”[31]
Podemos observar que el narrador está utilizando la tercera persona de la gramática (él) y por lo tanto está observando las cosas desde fuera de los hechos, pero en ciertas ocasiones puede percibirse un narrador personaje, el cual podemos identificar fácilmente cuando encontremos en el relato la primera persona gramatical o sea desde un yo.
“No, no se atrevería a mentirme a mí…Ya verás”[32]
De acuerdo con los ejemplos anteriores, podemos afirmar que el narrador puede alternarse con otro narrador para relatar la historia desde diferentes puntos de vista, así lo hace ver Llosa cuando menciona que “es raro, casi imposible que una novela tenga un narrador. Lo común es que tenga varios, una serie de narradores que se van turnando unos a otros para contarnos la historia desde distintas perspectivas”[33]
Y en efecto es eso lo que sucede en el cuento analizado, pues primero percibimos un narrador omnisciente, el cual cambia con otro narrador, en este caso con el narrador –personaje. Por lo tanto esto no hace más que afirmarnos la validez que tiene la propuesta planteada por Llosa.
Estos cambios producidos por los narradores sirven para acrecentar la historia, para que el lector pueda darse cuenta, no sólo de detalles grandes sino también de los pequeños, de los cuales muchas veces pasamos por desapercibidos.
Junto a este punto del narrador Llosa también nos habla sobre el tiempo que transcurre dentro del relato. Y para ello nos menciona 2 tipos de tiempo, el real o cronológico y el psicológico.
Tanto el uno como el otro tiempo son descritos en el cuento. El narrador no nos menciona una hora exacta, pero sí nos da las pautas para que podamos ubicar el relato en un tiempo definido, cuando el narrador nos dice:
“el sol se hundía tras los cerros, al pie de una montaña una imprecisa sombra disimulaba los sembríos”[34]
Con seguridad podemos afirmar que se trata entre las 5:00pm ó 6:00pm más o menos, ya que es a esa hora cuando el sol empieza a ocultarse, y es esa la primera pauta presentada en el cuento que hace referencia a un tiempo real.
“Cuando montaron amanecía. Una claridad débil abarcaba el contorno de los cerros y una laca blanca se extendía por el entrecortado horizonte, pero los abismos continuaban sumidos en la oscuridad.”[35]
En efecto ha transcurrido un buen espacio de tiempo desde que David y Juan salieron de la hacienda en busca del indio y todavía no han regresado a casa.
No obstante también se hace presente el tiempo psicológico, este es aquel que hace que el tiempo cronológico se detenga por un momento para dar lugar al recuerdo de algún episodio ya pasado, y en ese momento pareciera que el tiempo no transcurre y en efecto no lo hace, sino que se detiene para informarnos de algún detalle.
“Cuando había llegado a la hacienda, tres meses atrás, hacía dos años que no veía a sus hermanos. David era el mismo hombre que aborrecía y admiraba desde niño, pero Leonor había cambiado, ya no era aquella criatura que se asomaba a las ventanas…” [36]En efecto en este fragmento se nos informa de un hecho pasado y en ningún momento nos hace ver que el tiempo real está transcurriendo, naturalmente se ha detenido para dar paso por un momento al tiempo psicológico.
Continuando con el planteamiento de Vargas Llosa, nos queda como último aspecto por mencionar, el espacio, el cual al igual que el tiempo, es manifestado de dos formas: espacio geográfico y ficticio.
El espacio geográfico lo ubicamos en Lima, Perú, puesto que su autor es de esa nacionalidad aunque esto no necesariamente, mientras que el espacio ficticio lo encontramos inmerso en el relato, es de esta forma que podemos identificar tres lugares ficticios: el cerro de los ojos, la hacienda la Aurora y la cascada son ficticios, ya que el autor se los inventó para darle realce al espacio de la obra literaria, en las siguientes líneas podemos leer los espacios ficticios mencionados anteriormente: “Estaba exhausto y, ahora, oía muy de cerca el ruido de la cascada. Oscurecía cuando avistaron las grutas, el cerro chato y estirado como una lombriz que todos conocen con el nombre de Cerro de los Ojos. Colgaba de ellos una tabla donde se leía La Aurora…Los caballos relincharon: reconocían la señal que marcaba el límite de la hacienda.”[37]
Los tres puntos últimos en la propuesta de Vargas Llosa, la cual culmina con la fijación del espacio, es por ello que ahora seguiremos con la propuesta del doctor Alvarado, la cual se titula ¿Cómo vamos a operar en nuestro comentario?. En ella el doctor nos enumera cuatro puntos indispensables para la elaboración de un análisis e interpretación de un texto literario; y en ella nos dice que “no es necesario una lectura detenida para darnos cuenta que desde las primeras líneas hasta la última es evidente la superioridad de las funciones cardinales por sobre las demás”.[38] Puesto que las funciones cardinales son las que mueven el relato, las que le dan vida y acción para que podamos disfrutarlo al máximo.
En el cuento “El hermano menor” encontramos diversas funciones cardinales entre las cuales tenemos:
“Camilo movió la cabeza negativamente… Corría hacia el lugar donde había surgido ese rostro fugaz…Juan cerró los ojos, imaginó al indio en cuclillas…Rasgó en dos su pañuelo y con cada uno de los retazos vendó las rodillas de Juan…Juan observó las manos de David cuando cargaban el arma y la arrojaban a su funda…Juan encendió un cigarrillo…”[39]
Hay que tener en cuenta que cada una de las funciones cardinales posee en su interior un verbo, el cual ayuda a darle vida a los hechos, ya que estos nos indican la acción que está realizando por parte de los sujetos.
Mientras las funciones cardinales nos expresan las acciones, las catálisis nos dan el complemento de esas acciones, puesto que las catálisis giran alrededor de estas funciones, por lo tanto en las siguientes frases encontramos no sólo la función cardinal sino también su complemento o sea la catálisis de la cual nos habla el doctor Alvarado.
“David los limpió con su mano… Los hermanos iban silenciosos… Amarraron los animales a una roca… Allí bajó de un brinco…”[40]
El texto subrayado nos señala las catálisis existentes en cada una de las oraciones, ellas le dan complemento perfecto a la acción.
Al igual que encontramos acciones y catálisis también existen los llamados indicios, y para poseer una idea más clara acerca de este término, leamos la siguiente definición:
“Indicio es una acción o señal que da a conocer lo oculto”.[41]
Según la definición anterior el indicio es algo que intuimos, pero que no es dicho literal o explícitamente, reconozcamos en las siguientes líneas los indicios de los que nos habla Alvarado:
“Sintió a su hermano estirarse y bostezar, poco después dejaba de moverse, su respiración era más suave y metódica, de cuando en cuando emitía una especie de murmullo”.[42]
En las líneas anteriores en ningún momento se nos dice que David se ha quedado dormido, pero nos lo da a entender de manera implícita en sus palabras, es por ello que le llamamos indicio.
“Es una fogata dijo David, Juro que es él. Vamos”[43] he aquí otro de los indicios encontrados en el cuento, en este caso, el hecho de encontrarse con una fogata en medio de la noche les da a entender a los hermanos de Leonor que allí está el indio que andan buscando y que esa es la dirección que deben seguir para cumplir con su propósito.
“Juan encendió la lámpara” dándonos a entender que el lugar en el que se encontraban era oscuro y no podían ver por dónde debían caminar, así que necesitaban la luz de la lámpara para guiar sus pasos.
“Los caballos tiritaban y sus hocicos estaban cubiertos de espuma azulada” [44]En este punto del relato nos da a conocer que la noche había sido bastante fría, pues los caballos todavía tenían rastros de ello.
El último punto que nos propone el doctor Alvarado son los informantes, los cuales ayudan a los personajes a encontrar o darse cuenta de algo, pero puede ser también que sea el narrador el que nos proporcione algunos datos que debe conocer el lector para estar mejor enterado de la situación del relato.
Así pues en el cuento que hemos realizado las diferentes interpretaciones encontramos las siguientes:
“Mañana me largo a Lima… Dos horas después llegaban a la cabaña de Camilo… El camino era una angosta cuesta”[45]
Como podemos observar estos informantes nos sirven como referencia para conocer ciertos datos; podemos enterarnos que Juan planea regresar a la ciudad, también nos damos cuenta que el cerro por donde los dos hermanos buscaban al indio era bastante angosto y por lo tanto difícil.
Es claro que en cada una de las propuestas encontramos elementos diferentes y complementarios entre sí para la realización de un análisis de texto literario, y es por ello que en la propuesta de Joseph también tenemos elementos distintos a los enumerados hasta el momento.
En primera instancia Joseph nos presenta la estructura profunda que es la primera de las tres etapas de manifestación literaria que enumera en su postulado.
“Las estructuras profundas definen la manera fundamental de ser de un individuo o de una sociedad, y por ende de las condiciones de existencia de los objetos semióticos”[46]
Según esta estructura aquí podríamos ubicar la actitud o reacción que tuvieron los hermanos de Leonor al atacar al indio, esta es su forma de defender el honor de su hermana y por ende de su familia, por otro lado si analizamos la situación de la sociedad podemos encontrar que existen diferencias de clase entre la familia de Leonor y los demás personajes del cuento, puesto que los primeros poseen una economía mucho más elevada que los segundos. “Cuando se disponía a montar, las sirvientas de la casa y el propio Camilo la habían sujetado,; durante mucho rato soportaron los insultos y golpes de la niña, que, exasperada, se debatía y suplicaba y exigía que la dejaran marchar tras sus hermanos”[47]
Es claro en este ejemplo la situación social a la que pertenece Leonor, puesto que tiene a su servicio empleadas que realizan las actividades domésticas.
Como segundo elemento tenemos las “estructuras superficiales que constituyen una gramática semiótica que ordena en forma discursiva los contenidos susceptibles de manifestación” [48]en este elemento como la palabra lo dice, es superficial, pues no ahonda en nada los elementos ni social ni económico, sino que se basa más que todo en la coherencia del texto, es decir en su estructura gramatical, sus diálogos y expresiones. Un ejemplo claro de un diálogo es el siguiente:
“Y si hubiera mentido ese tipo? ¿Quién?
El que nos dijo que lo vio. ¿Leandro?
No, no se atrevería…”[49]
Reconocemos aquí la coherencia de ideas, puesto que todo relato debe contener esta coherencia para que resulte algo lógico y entendible.
Estas expresiones y diálogos son los que conforman la estructura superficial.
La tercera y última estructura es “la estructura de manifestación quien produce y organiza los significantes”[50]. En esta estructura podríamos ubicar la manera de ver las cosas que tiene cada quien, Juan prefería la ciudad mientras que David prefería vivir en el campo, realizando las cosas que él sabía hacer.
Finalmente hablaremos un poco sobre algunos aspectos que toman las teorías estructuralistas, donde nos mencionan la distinción que hizo Saussure entre lengua y habla al decirnos que “la lengua es el aspecto social del lenguaje: el sistema común al que recurrimos en tanto los hablantes. El habla es la realización individual del sistema en los casos reales del lenguaje”.[51]
Gracias a que la lengua es colectiva, es que podemos decodificar el relato y apropiarnos de él, mientras que el habla nos permite conocer cómo es cada uno de los personajes, pues cada uno de ellos posee el habla que es individual y por lo tanto diferente en cada personaje.
Además de esta distinción entre lengua y habla “los estructuralistas intentan descubrir la gramática, la sintaxis o los esquemas fonéticos de sistemas de significados humanos concretos, ya sean relaciones de parentesco, vestidos, alta cocina, discursos narrativos, mitos o tótems.”[52]
Si aplicamos una de estas relaciones al cuento, la más sobresaliente entre ellas es el parentesco, porque como se ha señalado en diversas ocasiones, Leonor es hermana de David y Juan y ello hace que exista un lazo de consanguinidad entre ellos o mejor dicho son parientes, con respecto a los tótems podríamos tomar como referencia los caballos, pues los personajes los utilizaban para trasladarse de un lugar a otro y de esa manera evitar el contacto de sus pies con la maleza, serpientes u otro objeto que pudiese lastimarlos. “El camino era una angosta cuesta y los animales trepaban con dificultad, resbalando constantemente en las piedras húmedas aún por las lluvias de los últimos días”.[53]
A manera de conclusión una frase de los estructuralistas “La literatura tiene una relación especial con el lenguaje”[54] y es que el lenguaje utilizado en la literatura es más interesante que un simple diálogo cotidiano, pues en este mundo literario podemos descubrir miles de cosas que se encuentran ocultas esperando ser descubiertas por nosotros.













BIBLIOGRAFÍA

- Alvarado, Arturo “Como vamos a operar en nuestro comentario”.

- Cortes, Joseph “Introducción a la semiótica narrativa y discursiva, metodología y aplicación.” Editorial Hachette.

- Ohmann, Richard “Los actos del habla y la definición de Literatura”

- Selden, Ramón “La teoría Literaria Contemporánea”
Editorial Ariel, S.A., Barcelona 1987

- Vargas Llosa, Mario “Los Jefes” Editorial Bruguera, Barcelona, España 1983



[1] Raman Selden La Teoría Literaria Contemporánea, Editorial Ariel, España 1986, P. 95
[2] Vargas Llosa, Mario Los Jefes, Editorial Bruguera, España 1983, P. 62
[3] Ídem
[4]Vargas Llosa, Mario, Op.cit Pág. 30
[5] Ídem Pag. 28
[6] Raman Selden,Op.cit Pág. 95
[7] Vargas Llosa Mario, Op.cit Pág. 31
[8] Raman Selden Op.cit, Pág. 32
[9] Vargas Llosa Mario, Op.cit, Pág. 32
[10] Ídem
[11] Vargas Llosa, Op.cit, Pág. 32
[12] Ídem Pág. 33
[13] Ídem, Pág. 32
[14] Raman Selden, Op.cit, Pág. 32

[15] Raman Selden, Op.cit, Pág. 32
[16] Vargas Llosa Mario, Op.cit Pág. 34
[17] Raman Selden Op.cit, Pág. 32
[18] Vargas Llosa Mario, Op.cit Pág. 34
[19] Raman Selden, Op.cit Pág. 75
[20] Vargas Llosa Mario, Op.cit Pág. 34
[21] Vargas Llosa Mario, Op.cit Pág. 34
[22] Ídem, Pág. 32
[23] Ídem, Pág. 32
[24] Ohmann Richard, “Los actos de habla y la definición de la literatura”,Pág. 23
[25] Vargas Llosa Mario Op.cit Pág. 31
[26] Ohmann Richard,Op,cit, Pág. 23
[27] Vargas Llosa Mario Op.cit Pág. 31

[28] Ohmann Richard, Op. cit Pág. 23
[29] Vargas Llosa Mario, Op. cit, Pág. 35
[30]Vargas Llosas Mario Cartas a un Joven Novelista, , P. 55
[31] Idem, Pág. 32
[32] Ídem, Pág. 35
[33] Vargas Llosa, Op. cit Pág. 56
[34] Vargas Llosa Mario, Op. cit, Pág. 35
[35] Idem Pág. 30
[36] Ídem, Pág. 32
[37] Ídem, Pág. 36
[38] Alvarado Arturo
[39] Vargas Llosa Mario, Op. cit Pág. 34
[40] Ídem, Pág. 33
[41] Diccionario Enciclopédico
[42] Vargas Llosa Mario, Op.cit. Pág. 35
[43] Ídem, Pág. 36
[44] Ídem Pág. 34
[45] Vargas Llosa Mario, Op cit Pág. 33
[46] Courtes Joseph, Introducción a la Semiótica Narrativa y Discursiva, Metodología y Aplicación, , Editorial Machette, Argentina 1980, Pág. 101
[47] Vargas Llosa
[48] Ídem. Pág. 102
[49] Vargas Llosa Mario, Op cit Pág. 33
[50] Raman Selden, Op cit. Pág. 56
[51] Ídem Pág. 55
[52] Idem, Pág.57
[53] Vargas Llosa Mario, Op cit. Pág. 36
[54] Raman Selden, Op cit Pág. 58

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