domingo, 18 de mayo de 2008

Análisis e interpretación estructuralista del texto literario Glenny Yudiza Bonilla

Análisis e interpretación estructuralista del texto literario

(El ejemplo de “El hermano menor” de Mario Vargas Llosa)

Hay un libro: El Estructuralismo y la Miseria de la razón escrito por el filósofo marxista brasileño Carlos Nelson Cautinho, “quien ubica a la corriente de pensamiento llamada estructuralismo en el elenco de las filosofías burguesas encargada de promover el empobrecimiento de la razón”[1]. George Luckas ya había hecho la misma advertencia en su Asalto a la razón. Es cierto. “Una filosofía que descanse en el mero análisis heurístico de los datos que proporcionan los fenómenos no sabrá dar cuenta de la totalidad de la realidad. Sin embargo, esta valoración debe ser relativizada. “Si bien es cierto que el estructuralismo se agota en los datos, debemos reconocerle que en él aflora un método de análisis válido para la compresión de lo estructuralmente circundante”. [2]

Propósito

El propósito de este trabajo es el de aplicar los postulados básicos del análisis Literario estructuralista, concretamente las aportaciones hechas por Roland Barthes, a un ejemplo concreto: el cuento El hermano menor de Mario Vargas Llosa. Motiva escribir este ensayo, no solo una precisión de tipo analítica del mismo sino el interés por ofrecer al lector las herramientas necesarias para el ejercicio del desciframiento de un texto literario cualquiera; el lector juzgará, al final, si hemos ganado o perdido esta apuesta.

Teorética

Además completan este ejercicio, a modo de respaldo teorético, aportaciones hechas por estudiosos desprendidos de otras áreas afines al estudio de la obra literaria tales como: Arturo Alvarado, Mario Vargas Llosa, Richard, A. J. Greimas.

Barthes en el interior del texto

Por ahora conformémonos con citar algunas aportaciones hechas por Barthes al estudio de las unidades estructurales de una obra cualquiera. Algunas de las cuales resultaran cruciales en la ejecución de nuestro ejercicio.

Roland Barthes propone cuatro funciones (5) que son determinantes en el entramado de la narración: 1.- Funciones cardinales; 2.- Funciones catalíticas; 3.- Funciones de indicio e; 4.- Funciones de Informante. Cada una de las cuales se articula con las demás. La primera, las cardinales, indican un grado de acción. La segunda, las catalíticas, cumplen un rol de relleno, digamos subsidiarias. La tercera, de indicio, es de remitencia,

Casi connotativa. La cuarta, como su nombre lo indica nos informa algo: un sitio, un tiempo, algún parecido, etc. Ejemplifico. En el caso del cuento El hermano menor de Mario Vargas Llosa podemos encontrar función cardinal en: David le apuntaba cuidadosamente; o bien, David indicó que debían continuar a pie. Recordemos que un modo práctico de ubicar este tipo de funciones es a través de su tiempo verbal, nótese el empleo constante del pretérito indefinido en ellas. Otros ejemplos de funciones cardinales son: amarraron los animales/ David echó sobre sus hombros la manta/ reemplazó en su revolver la bala disparada/bajaba en puntas de pie las gradas de la casa-hacienda/David los limpió con sus manos/los acarició en el lomo y en las ancas/ chasqueo tiernamente la lengua junto a sus orejas/avanzó hacia ellos/ y se paró entre los dos caballos., etc. Podemos decir que este tipo de funciones son las más abundantes en el cuento de Llosa.

En cuanto a las funciones subsidiarias o catalíticas me limito a mencionar algunas de ellas: Soplaba el mismo viento frió y punzante, pero el paisaje comenzaba cambiar: el sol se hundía tras los cerros, al pie de una montaña una imprecisa sombra disimulaba los sombríos, las nubes enroscadas a las cumbres mas próximas habían adquirido el color gris oscuro de las rocas ( ). Otra: A medida que los hermanos se acercaban, el resplandor de la fogata les iba descubriendo el terreno inmediato, pedruscos, matorrales, el borde de una laguna, pero no una forma humana.

En este cuento también podemos encontrar ejemplos de indicios: Una sabana negra los envolvió (remite a la noche)/ los caballos titiritaban y sus hocicos estaban cubiertos de espuma azulada (indica frió) / Una claridad débil abarcaba el contorno de los cerros (alude al amanecer) /se secó las mejillas (remite llanto) / tenia la frente llena de arrugas (indica enojo). Este tipo de funciones están marcadas fundamentalmente por una figura de ocultamiento llamada elipsis, que se da en ausencia y que el mismo discurso connota.

En cuantos a las funciones informantes tenemos las siguientes: se acercaron a la piedra/ llegaron a la sima (nos ubicamos en el espacio) / tres meses atrás, hacia dos años que no veía a sus hermanos (nos ubicamos en el tiempo), entre otras. Universo textual. En todo caso, no estaríamos hablando de un problema de sobreinterpretacion como sugería Eco, sino de un problema de subinterpretación, es decir, de un fracaso a la hora interpretar. Debemos partir de la premisa de que toda interpretación es connatural al texto literario, y que una obra literaria cualquiera es un enigma (Barthes), y, como tal, reclama del lector su adecuado desciframiento.

Existen varios tipos de interpretaciones, de acercamientos al texto literario. La hay aquellas que apuntan hacia un desinterés estético, a una lectura centrada en las valoraciones eminentemente estéticas de la obra y al goce o el placer que esta provoca en el lector. Distinta a la anterior es aquella que se finca en una interpretación práctica de la obra, a su valor de uso. Un último tipo de interpretación, es el personalizado. Implica una lectura que trasiega los aspectos autobiográficos del lector. Con todo, mis intereses alrededor del cuento El hermano menor de Mario Vargas Llosa se amplían no tanto en el motivo o en el desarrollo e intensidad de la trama sino en los valores de ruptura que encontramos en la narración. Es en el alba de una nueva propuesta estética donde debe descansar cualquier intento de interpretación. Así, interesa, no tanto lo relatado, sino el cómo esta relatado. Pero antes es importante trazar las relaciones internas de lo narrado, su coherencia formal. Así, el cuento de Llosa gira en torno a un propósito: lavar la honra de Leonor. Este propósito esta signado por una situación problemática: la mentira de Leonor. Finalmente, existe un elemento vinculante, decisivo que dará nudo al relato: la venganza de Juan, el hermano menor. Una interpretación práctica y personalizada de este cuento seguirá la ruta de la enseñanza que nos deja el mismo: la defensa de la familia. Pero tal aprovechamiento es insuficiente. Debemos ir más lejos. Debemos regresar a Barthes y a sus códigos.

Hacia el valor semico de las caracterizaciones de los personajes (Leonor es ruda, bella, alta, etc.); hacia el valor simbólico o psicológico de los personajes (Juan es aparentemente débil, temeroso, civilizado…); hacia el valor cultural (distingos de clase y de edad); y, finalmente, a sus valores Proairetico (supuesta violación, ocultación, huida del indio).

Con algunas diferencias la propuesta de Greimas eleva las apuestas y nos adentra en el estudio de los actos locutivos e ilocutivos del habla. Ejemplo de acto locutivo lo encontramos en: suéltalo, David. Ejemplo de acto elocutivo: te juro que voy a disparar.

Este planteamiento demuestra que los actos de habla giran, se reconvierten y se transforman permanentemente a lo largo del relato. De hecho, estos actos del habla encerrados en la narración pueden darnos pistas de aquellas nociones, planteadas por el mismo Mario Vargas Llosa, en relación a los distintos narradores que habitan un texto narrativo. Así, encontramos un narrador-personaje: Al lado del camino había una enorme piedra y, en ella, un sapo. O un narrador-omnisciente, en tercera persona: Leonor no debe saber ni una palabra. Y un narrador-ambiguo, de segunda persona gramatical: Si le di. Debemos mencionar que a cada traslado del narrador le corresponde un nuevo tipo de espacio. El narrador dejo de ser determinado por el espacio de la narración para convertirse en parte determinante del espacio. Este juego dimensional o pluridemensional también extiende los tiempos de la narración. La obra literaria no tiene tiempo ni espacio, ya que su tiempo y espacio son todos los espacios y todos los tiempos.

Resumimos y especificamos así las funciones del entramado de la narración propuesta por Barthes. La introducción de este tipo de modalidades permitieron precisar un sin numero de posibilidades combinatoria de un texto literario. Dijimos por lo tanto, que las ideas de Barthes responden a un tipo de estructuralismo que además de poseer una arista biológica, presenta un rasgo novedoso: la de ver en la obra literaria una estructura abierta por abajo y arriba y susceptible de ser considerada sistémica en su comportamiento. En este sentido Barthes no traiciona a sus ancestros. Respeta a los clásicos estructuralistas; a los que afirmaron que una obra es un todo, una totalidad repleta de sentido, de espacios y tiempos. Barthes será responsable no solo en la escritura sino también con el lector. Cada herramienta metodologica de análisis propuesta por él responde a un interés muy particular por volver mas activo al lector, mas conspirativo a la hora decisiva de enfrentar la obra literaria. En conclusión, la poseer una actitud revolucionaria frente el lenguaje y sus modos de contar.

Bibliografía

· Alvarado, Arturo. Como vamos a operar en nuestro comentario.

· Cauthinho, Carlos Nelson. El estructuralismo y la miseria de la razón. Grimaldo .1979.

· Greimas, A. j. Introducción a la semiótica narrativa y discursiva. Hachete. 1976.

· Luckas, George .El asalto a la razón .Taurus. Madrid. 1962.

· Ohmann, Richard. Los actos de habla y la definición de literatura .1971.

· Vargas, Llosa Mario “El hermano menor”. 3 Edición. Editorial Bruguera.

· Vargas, Llosa Mario “Cartas a un joven novelista”. Editorial, Planeta, Madrid 1994.



[1] Cautinho, Carlos Nelson. El estructuralismo y la miseria de la razón. Grijalbo. 1979

[2] Luckas, George. El asalto a la razón. Taurus. Madrid. 1962

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